miércoles, 18 de mayo de 2011

empresa LLADRÓ


En 1953 los hermanos Juan, José y Vicente Lladró elaboran sus primeras creaciones con una vocación experimental en un horno moruno construido en su propia casa natal, en Almàssera (Valencia). De esta manera dan salida a su inquietud artística mientras trabajan en una fábrica de azulejos y vajillas. Estas piezas, cuidadosamente concebidas, ya poseen un encanto especial que despierta el interés del público. 

Lladró da la bienvenida al nuevo milenio con la colección Inspiration  Millennium, una serie de esculturas metafóricas que apelan a lo mejor  del ser humano e invitan a la reflexión sobre nuestro lugar en el universo.



Uno de los hechos más importantes de esta etapa se produce cuando, tras cincuenta años al frente de la empresa, los tres hermanos fundadores deciden ceder su testigo a la segunda generación Lladró, que entra en 2003 en el nuevo Consejo de Administración.

La primera mitad de esta década está marcada por la apuesta de Lladró por una línea estética innovadora, que convive con sus clásicos.


Así surgen colecciones como Aura, Movement o Humanitas. La marca lanza también piezas que combinan la belleza con la funcionalidad, en las que la porcelana da lugar a objetos que impregnan de significados personales el día a día. Es el caso de La mesa del Emperador o uno de sus lanzamientos más recientes, Lladró Bath. Esta nueva línea, creada en colaboración con la empresa Supergrif, supone la primera incursión de Lladró en el sector del baño.

Asimismo, Lladró promueve en 2005 el proyecto Re-Cyclos, en el cual importantes diseñadores crean nuevos objetos a partir de piezas clásicas de la marca. En su primera edición el equipo creativo CuldeSac elaboró originales coronas y geodas a partir de ornamentos navideños mientras que Bodo Sperlein creó complementos de joyería y decoración en Lladró Re-Cyclos Magical. Por otra parte, desde 2006 la empresa ha contado con la colaboración del reconocido diseñador Jaime Hayón, actualmente Asesor Artístico de la marca.

PROCESO DE CREACIÓN
Cada obra Lladró es el fruto de un laborioso proceso artístico. Los escultores trabajan alentados por su inspiración pero además llevan a cabo, cuando la obra lo requiere, un minucioso proceso de documentación. Es el caso de piezas o colecciones que reflejan otras culturas, en las que todos los detalles se cuidan al máximo.

A partir de una idea, el escultor realiza un primer esbozo de la nueva figura en barro, que será examinado y aprobado por el Comité de Creatividad, en el que, entre otros miembros, hay una representación de la familia Lladró. El boceto en barro se reproduce en escayola para dar lugar a un primer molde, del que surgirán los moldes definitivos para crear la figura en porcelana.
Una figura de tamaño mediano puede necesitar de 15 a 20 moldes, llegando
a 300 en el caso de piezas complejas. Los fragmentos que surgen de estos moldes se unen con pasta líquida de porcelana para obtener una reproducción exacta del modelo original. 

La decoración
Tras la reconstrucción de la figura se procede a la decoración, de acuerdo con las indicaciones del escultor, y se graba la superficie de la pieza, hasta el momento lisa, con los delicados motivos que le darán su aspecto final. En este proceso se dota de expresión a los rostros de las esculturas y se perfilan con delicadeza los más mínimos detalles. Asimismo, se procede a pintar la figura, que posteriormente se recubrirá con una capa de barniz si debe presentar un acabado brillo, para conferirle el acabado cristalino tan característico de Lladró. 

Algunas esculturas de Lladró presentan además uno de los elementos más preciados y diferenciadores de la marca: las flores. Cada una está realizada íntegramente a mano, siguiendo un proceso muy delicado, engarzando los pétalos uno a uno, con el fin de conseguir creaciones únicas e irrepetibles.
La cocción en el horno
Finalmente, la escultura es sometida a la prueba de fuego: cerca de 24 horas en el horno a más de 1300º C. La porcelana vitrifica, el barniz cristaliza y los verdaderos colores Lladró, que hasta ahora permanecían ocultos, salen a la superficie.

Una vez concluido el proceso de elaboración, la escultura pasa por diversos controles de calidad. La mayoría de las piezas llegan perfectas al final del proceso, pero aquellas que no cumplen los estándares de calidad Lladró son destruidas.

Un amplio equipo de artistas contribuye a crear las esculturas Lladró, haciendo que cada pieza sea única: pintores, ornamentadores, artistas de flores… Todos ellos aportan su conocimiento y experiencia para la consecución de una obra de la máxima calidad artística y técnica.
 

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